Tuve el gran privilegio de crecer en un hogar donde se atesoraba la palabra de Dios.
A través de los años he visto la fidelidad y constancia de mi madre al leer la Biblia de tapa a tapa. Ella tenía la costumbre de empezar en enero desde el principio de la Biblia y cerrar en diciembre con "Sí vengo pronto." Amén. ¡Ven, Señor Jesús! (Apocalipsis 22:20).
No sé cuántas veces ella haya leído por completo la Palabra de Dios, pero lo que sé es que fui inspirado para hacerlo yo mismo. Durante mi adolescencia respondí al llamado de predicar el evangelio y así fue como llegué al seminario en 1977. En el seminario me sumergí en el estudio de las lenguas, la teología, las misiones y el ministerio. Pasé mucho tiempo estudiando la Biblia. Además aprendí la manera de cómo la Palabra de Dios nos fue dada y la razón de porque confiar en su exactitud. Fui instruido para desarrollar estudios exegéticos y como aplicarlos a mi diario vivir. Pero, un día desperté sólo para darme cuenta de que yo nunca había leído la Biblia por completo.
Hice varios intentos, pero siempre terminaba distrayéndome y nunca terminaba de leerla. Pero en algún momento a principios de los años Ochentas lo conseguí. Sentí una sensación de logro. Ahora, casi 30 años después, estoy acercándome ha haber leído la Biblia por completo más de 25 veces. Sé que no obtendré una estrella de oro por hacer eso, tampoco le sumo oro a mi corona, sin embargo, a través de la lectura bíblica he ganado mucho a lo largo de estos últimos 25 años.
Recomiendo muchas clases de estudio bíblico. Pero en mí opinión prefiero un plan simple de lectura diario de la Palabra de Dios. Recomiendo leer diarios alrededor de tres capítulos del Antiguo Testamento y uno del nuevo para leer la Biblia un año. Los beneficios son sorprendentes e incalculables. La lectura desarrolla una disciplina en nuestra vida espiritual que todos debemos tener. En la medida que leemos paso a paso caminamos por la vida de los héroes bíblicos y crecemos en conocimiento. Con el paso de los años y con cada nueva lectura se descubren verdades nuevas y antiguas. De esta manera nos presentamos delante del Señor todos los días de nuestra vida para escuchar su Palabra.
Final del formulario La Biblia es un libro maravilloso. A menudo me he sorprendido de que la lectura metódica de la Palabra de Dios me haya puesto en el mismo texto que necesitaba escuchar para la prueba que he estaba enfrentando. Dios me llevo a escuchar Su Palabra el día y el momento adecuado. Sólo Dios puede dirigir mi vida. Pero eso no habría sucedido si yo no hubiera estado siempre leyendo Su Palabra.
Haga la prueba. Le cambiará su vida.
El hermano
Monte
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